La ciencia sin prueba explicita” Ortega y Gasset

Cada una de las manifestaciones artísticas son parte de la expresión, pero también son producto de la percepción de los sentidos e indiscutiblemente de las sociedades en las que cada artista esta inmerso. Cuando se hace referencia al video arte se entiende que la cámara de video es la protagonista, sin embargo la tecnología da para que este elemento sea sustituido y para que las imágenes sean creadas desde lo digital pero allí comienza la confusión porque ya no seria video, ya que contando con una historia, un discurso y un tipo de narrativa seria arte multimedia, como lo define Misakatsu en su trabajo llamado Sound of Light. Sin embargo el trabajo de James Whitney denominado Yantra (1957) es muy similar al del japonés pero este se hace llamar video artista. Tal vez hay que entender esta problemática como complementariedad, es decir, que uno se basa en el otro para poder existir concibiendo que esta interacción con el espacio virtual es producto de los pasados años noventa donde el artista casi renuncia a la pintura por asumir los retos del presente permitiéndose imaginar que la tecnología digital transformaría la realidad de la vida cotidiana.

Sin embargo en al arte el video se presenta de forma inmaterial dependiente de una pantalla y desde sus orígenes esta forma de presentar videos lucha por ganarse el calificativo de “obra”. La representación en video es una de las mas complejas, porque esta no esta para ser vista como una película, ni contemplada como una pintura, ésta debe perturbar inmediatamente algún sentido, en palabras de Fred Forest el problema radica “no en la contemplación sino en la dinámica de aparición del objeto” pero ya considero que existen formulas para la elaboración de videos y esto tiene que ver con la aceptación del publico. Sin traer nombres a colación para evitar señalar, existen videos que sólo son imágenes acompañadas por músicas, bastaría conocer el fundamento para evidenciar la profundidad del trabajo propuesto para que no quedaran como videos para cuidar la naturaleza o el ambiente. Es cierto que el artista tiene una sensibilidad única ante los problemas sociales y su manera de abordarlo es desde la expresión pero se debe cuidar sin rayar en lo básico o en lo “globalizador”

A los artistas de Latinoamérica les es criticado su arraigo a costumbres, modismos, tradiciones y hasta su cultura representada en cualquier manifestación artística y es que ni en el video arte se escapa ya que en este la temática generalizada es la política, pero la política de cada lugar en que se ubica cada artista. A diferencia de los videos producidos en Europa o América del Norte, donde verdaderamente no hay elementos que distingan un lugar de otro, que hablen de la singularidad del un lugar, por el contrario, cualquiera puede sentirse parte del contexto porque no hay nada que puede discriminarle. Un ejemplo de esto podría evidenciarse en los trabajos (videos) presentados por Viola Bill, Rist Pipilotti, Barney Matthew o Chris Cunningham pero esta diferencia en cuanto a temáticas quizás podría entenderse desde el cansancio por asumir deficiencias culturales de una sociedad mediática donde las estructuras del mundo del arte han malogrado la tentativa de utilizar los medios en beneficio del arte.

El video también ha servido como apoyo de otros trabajos dentro del arte por ejemplo para esculturas, instalaciones, performance, poesía, dándole protagonismo a otra disciplina artística y quedando el video como un nombre colectivo de allí su problema de ser una autentica “obra de arte”. Muchos dirán que el video escultura es una obra, pero si por ejemplo se descompone la Duchampiana (1975-1976) sólo se encuentra una escalera contra enchapada, cuatro monitores y una cinta de video, donde lo importante para llamarle escultura es la forma dada por la disposición de más de un monitor o televisor que reproducen una imagen tantas pantallas existan y la ironía representada por lo rígido de la forma y en movimiento en el video pero mientras unos sigan en su afán de crear, innovar o apropiar otros quedan supeditados en el producto pero darse cuenta es, quizás, negar la presencia de lo novedoso. El vídeo ya es parte del arte y su uso queda expuesto a cualquier propuesta justificada en el nombre del videoarte.
Dianora Pérez

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